Por Fernando Maral
Esta es una obra metafórica y poética, poco frecuente en éstas épocas teatrales y por ende muy interesante. Un muy cuidado espacio escénico y la acertada dirección de la misma Natalia Legarreta conforman un espectáculo llamativo, para público no convencional, que se atreve a imaginar más allá de lo sugerido (que es mucho).
Muy buen acting escénico de Sara Calla, acompañada de Ana Juárez (a propósito, es muy atractiva la primera escena donde ella desarrolla, tras un traje de bañista, miradas con el protagonista masculino) y es ahí donde reside la debilidad de la obra en su realización.
Para un protagonista absoluto (el escritor que sueña, duerme, está en penumbras, en vigilia, etc., con sus fantasmas) se necesita un desarrollo corporal muy bueno y este actor lo tiene pero vocalmente no logra sostener las situaciones y la obra va decayendo porque pierde profundidad en el planteo y, por ende, interés. No va creciendo.
No importa; "se hace camino al actuar".
Recomendable, vaya.
Buena propuesta y sorpresa agradable, especialmente por lo dicho al principio del comentario.
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